Hace años cuando salía de juerga por las noches, aparte de amanecer con una resaca de mil demonios tenía una mala cara horrible. Así que me tomaba un zumo de naranja y me quedaba como nueva.
A estas alturas no es ningún secreto que la vitamina C que me aportaba ese zumo era la responsable de que mi piel volviera a recuperar su brillo.
Ahora con los años no me resulta tan sencillo recuperar esa "buena cara" así que necesito echar mano de todas las posibilidades de aportar vitamina C a mi cuerpo. Bien con productos tanto cosméticos como naturales consiguiendo así esa luminosidad en mi piel.